De esa celebración se puede decir cualquier cosa menos que es una misa.
El que preside es un diácono como se ve por su estola (y, además, le presentan como tal). Así es que se trata de una liturgia de la palabra, no de una misa.
Respecto a lo que hemos visto… prescindiendo de los consabidos bailes, resulta una imitación de algunas celebraciones protestantes (con sus “aleluyas”). Es decir, puro marketing.
De esa celebración se puede decir cualquier cosa menos que es una misa.
El que preside es un diácono como se ve por su estola (y, además, le presentan como tal). Así es que se trata de una liturgia de la palabra, no de una misa.
Respecto a lo que hemos visto… prescindiendo de los consabidos bailes, resulta una imitación de algunas celebraciones protestantes (con sus “aleluyas”). Es decir, puro marketing.