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TESTAMENTO DE SAN LUIS A FELIPE SU HIJO

25 de agosto de 2014

1006grec

El GRECO,  St Louis, King of France, with a Page.  1592-95.  Musée du Louvre, Paris.

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Testamento de San Luis a Felipe su Hijo, y Sucesor, como lo trae el Señor de Joinvile

Conociendo el Santo Rey, que había de pasar bien presto de esta vida a la otra; llamó a Felipe su Hijo, y le encargó guardar como testamento todos los documentos, que le dejó, que están abajo escritos, los cuales el Rey escribió de su santa mano, y le dijo así:

«Amado Hijo: la primera cosa que te enseño, es, que emplees tu corazón en amar a Dios; porque sin esto nadie puede salvarse. Guárdate de hacer cosa, que disguste a Dios, es a saber, pecado mortal; porque primero has de sufrir cualesquiera injurias, y tormentos, que cometer un pecado mortal. Si Dios te envía trabajos, recíbelos con paciencia, dale gracias, y piensa, que le has ofendido, y que los convertirá en provecho tuyo.  Si te da fortuna, agradéceselo humildemente, para no perder por soberbia, o por otra parte lo que te ha de hacer mejor; pues no debe uno abusar de los dones de Dios.

Confiésate a menudo, y que el confesor sea prudente, que sepa enseñarte lo que has de hacer, y de lo que has de huir; y te has de portar de modo, que tus confesores, y amigos no reparen en advertirte tus defectos. Asiste a la Iglesia con devoción interior, y exterior, especialmente en la misa cuando se hace la consagración.

Que tu corazón sea blando, y caritativo con los pobres, con los flacos, y con los atribulados; anima, y ayúdales cuanto puedas. Conserva las buenas costumbres de tu Reino, y quita las malas. No codiciarás los bienes de tu Pueblo, y no lo oprimas con impuestos, ni tributos.

Si sientes en tu corazón alguna pena, dila a tu confesor, o a algún hombre prudente, que te hable con claridad, y la llevarás más fácilmente. No tengas en tu compañía sino hombres prudentes, y sin ambición, sean Religiosos, o Seculares; habla con ellos a menudo; desvíate, y huye de la compañía de los malos.

Oye con gusto la palabra de Dios, guárdala en tu corazón, y busca de tu voluntad oraciones, é indulgencias.

Estima tu honra, y provecho, y aborrece lo malo, sea lo que fuere. Que nadie en tu presencia se atreva a hablar palabra, que incite a pecado, y que nadie hable mal de otro. No consientas, que nadie hable con poco respeto de Dios en tu presencia; dale gracias muchas veces de los beneficios que te ha hecho, para hacerte digno de recibir otros.

Haz justicia a tus vasallos con rectitud, bondad, y constancia sin inclinarte a un lado, ni a otro; defiende la justicia, y la causa del pobre, hasta que se vea la verdad clara.

Si alguno tuviere algún derecho contra ti, no te preocupes, hasta que conozcas la verdad: así tus Consejeros juzgarán con más libertad a tu favor, o contra ti. Si tienes algo de otro, o por ti, o que ya lo tuvieron tus predecesores; cuando la cosa sea ciertamente suya, devuélvesela sin dilación: si está en duda, haz que te informen luego hombres doctos.

Has de procurar que en tu Reino tus vasallos vivan en paz, y anden rectos. Conserva tus Ciudades grandes, y guarda las costumbres de tu Reino en el estado, y franquicias, que lo han hecho tus antecesores: si hay alguna cosa digna de reforma, enmienda, y corrígela. Tenlas a tu devoción unidas; porque las fuerzas, y riquezas de las Ciudades grandes estorbarán a los particulares, y a los extranjeros, y sobre todo a tus Pares, y a tus Barones el que se rebelen contra ti.

Honra, y estima a las Personas de la Santa Iglesia: cuida que ni se las quiten, ni se las disminuyan las donaciones, ni los bienes que tienen de tus predecesores. Cuentan del Rey Felipe mi Abuelo, que una vez uno de sus Consejeros le dijo:que los Eclesiásticos le causaban mucho perjuicio; porque le quitaban sus derechos, y le menoscababan su justicia; y que era de admirar como lo sufría. A el cual el Rey le respondió: Que él creía, que era así; pero que estimaba en tanto las misericordias, y beneficios que Dios le había hecho, que más quería ceder de su derecho, que tener pleito con las Personas de la Santa Iglesia.

Honrarás, y respetarás a Padre, y Madre, y harás lo que te manden.

No des los Beneficios de la Santa Iglesia sino a sujetos de buena vida, y costumbres; y no nombres por Consejeros sino a hombres sabios, y de bondad. Guárdate de hacer guerra contra los cristianos sin gran necesidad; y si es necesario que se haga, conserva a la Santa Iglesia, y a los que no han hecho daño. Si se mueven guerras, o discordias entre tus vasallos, apacígualos lo antes que puedas.

Has de ser exacto en tener buenos Gobernadores, y Regidores; infórmate de su conducta, y de los de tu Casa Real, si son codiciosos, ladrones, o tramposos. No sufras vicio alguno afrentoso en tu Reino, y mucho menos las blasfemias, y las herejías. Que los gastos de tu Casa sean moderados.

Por fin, o muy amado Hijo, yo te encargo me hagas decir misas, y oraciones en tu Reino por el descanso de mi alma, y que me hagas participante de una buena parte de todas las buenas obras, que hicieres.

Amado Hijo mío, yo te doy todas las bendiciones, que un Padre puede dar a su Hijo: que la Santísima Trinidad, y todos los Santos te guarden de todo mal: que Dios te dé la gracia de hacer siempre su voluntad: que sea honrado de ti, y que podamos después de esta vida estar con él, y alabarle sin fin. Así sea.»

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FUENTE: Instrucciones de San Luis Rey de Francia a su familia real, a las personas de su corte, y a otras. Puestas del francés en español por Don Joaquin Moles, presbítero. En Madrid por Andrés Ramirez, año de 1767. Págs. 3-9.

 

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3 comentarios leave one →
  1. Cesar Pozuelos permalink
    25 de agosto de 2014 4:08 PM

    Precioso, muchas gracias.

  2. Mima permalink
    1 de septiembre de 2014 10:48 AM

    +Letanías en honor de San Luis, Rey de Francia+

    Señor, ten piedad de nosotros.

    Cristo, ten piedad de nosotros.

    Señor, ten piedad de nosotros.

    Jesucristo, óyenos.

    Jesucristo, escúchanos.

    Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.

    Dios, Hijo Redentor del Mundo, ten piedad de nosotros.

    Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.

    Santa Trinidad un solo Dios, ten piedad de nosotros.

    Santa María, ruega por nosotros.

    San Luis, ruega por nosotros.

    Príncipe admirable,

    Lirio de pureza,

    Ejemplo de humildad,

    Imagen de virtud,

    Prodigio de penitencia,

    Llama de amor y de oración,

    Lámpara ardiente y brillante,

    Vaso de elección,

    Vaso insigne de religión,

    Vaso admirable de santidad,

    Espejo de la perfección cristiana,

    Devotísimo de vuestro Padre San Francisco,

    Que desprecias el mundo y sus honores,

    Lleno de celo por la casa de Dios,

    Padre amoroso de los pobres,

    Remedio de las enfermedades,

    Apoyo de viudas y huérfanos,

    Juez benigno de las pueblos,

    Redentor de los cautivos,

    Predicador de los infieles,

    Dos veces víctima por los santos lugares,

    Terrible en los combates,

    Guardián de la Francia,

    Modelo de reyes,

    Digno de la corona de los Reyes sobre la tierra,

    Y dignísimo de la corona de los santos en el cielo,

    Protector de la tercera orden de penitencia,

    Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros.

    Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, escúchanos, Señor.

    Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros.

    Ruega por nosotros San Luis,

    Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

    ORACIÓN

    Oh Dios, que trasladaste a tu Confesor San Luis, del reino terreno al celestial: te suplicamos que, por sus méritos e intercesión, nos hagas coherederos del Rey de los reyes, Jesucristo tu Hijo. Que vive y reina.

    +

    FUENTE: “Litaniaire ou recueil comple de litanies et de divers exrcices de piété, par le frère Anicet de Ste Suzanne. Nouvelle édition. Avignon. Aubanel Fréres, editeurs.1879. Págs. 368-370. Bibliothéque nationale de France (gallica.bnf.fr).

  3. Codreanu permalink
    1 de septiembre de 2014 9:00 PM

    Mima, Te felicito por la transcripción de esta oración. VENI DOMINE JESÚS

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